Por las Chivas de Guadalajara muchos han sido los futbolistas que han pasado dejando su nombre escrito con letras de oro y no solamente por lo que hicieron dentro de la cancha, sino por el cariño y respeto que se ganaron de la afición con base en la conexión que generaron a lo largo del tiempo que se vistieron de rojiblancos.
E n el Rebaño Sagrado hay nombres emblemáticos que no necesariamente tuvieron una formación en la cantera, por lo que se puede considerar que es un amor más genuino, ya que no imaginaron lo que sería jugar en el equipo más importante del futbol mexicano hasta que portaron la camiseta.
Y aunque se considera que el cariño por Chivas puede ser más fuerte cuando se pasa por todas las categorías de la institución, resulta mucho más sorpresivo cuando un futbolista que llega del exterior empieza a conocer lo que representa el conjunto tapatío y termina siendo aficionado una vez que salen del club o incluso cuando terminan su carrera.
Adolfo Bautista
El Bofo Bautista es uno de los jugadores que actualmente sigue muy pendiente de lo que hace Guadalajara y en todo momento se ha considerado un aficionado más con un odio deportivo muy enconado sobre América y Atlas, los dos acérrimos rivales de Chivas. Pero Bautista surgió de los Tecos de la UAG, donde jugó de 1997 al 2002 antes de dar el salto a Morelia y un año más tarde fue a Pachuca.
Para el 2004 llegó al Rebaño y jugó en dos etapas, la primera hasta el 2007 y la segunda del 2010 al 2011, es decir, Bofo tampoco estuvo tanto tiempo como se pudiera pensar en la Perla Tapatía, pero su amor por los colores rojiblancos es inobjetable y los seguidores lo consideran un auténtico ídolo al marcar el gol del título en el 2006 ante Toluca.
Ramón Morales
Ramón Morales surgió de La Piedad, en su estado natal, Michoacán, donde jugó de 1993 a 1995 antes de marcharse a Rayados para debutar en Primera División jugando hasta 1998. Su llegada a Guadalajara se dio en 1999 y a partir de ahí el amor surgió de manera natural, pues Morales Higuera siempre admitió que el equipo de su infancia al igual que el de toda su familia fue Chivas. Estuvo 10 años, fue campeón, entrenador interino, entrenador de fuerzas básicas, ídolo y uno de los exjugadores de Guadalajara que nunca ha ocultado su amor por el equipo donde lo ganó todo.
Ramón Ramírez
Ramón Ramírez está en la lista de jugadores más queridos por parte de la afición rojiblanca, ya que estuvo en la institución durante 10 años de 1994 al 2004. Pero su salto al profesionalismo se dio en 1990 cuando debutó con Santos Laguna y donde jugó hasta que se fue a Chivas. El mejor momento de su carrera lo alcanzó con la camiseta rojiblanca, vivió la etapa de las Superchivas y también los primeros años de la nueva era de Jorge Vergara. A pesar de haber jugado en América en 1999, la afición lo sigue recordando como un excelente volante por izquierda o mediocampista.
Gustavo Nápoles
Gustavo Gusano Nápoles, al igual que el Bofo, no jugó tantos años en Chivas, pero fue pieza clave para el campeonato del Verano de 1997 cuando le ganaron a los Toros Neza, ya que marcó cuatro goles en la Final de Vuelta, sentando un récord en la Liga MX y logrando notoriedad importante entre los fanáticos que tienen el mejor recuerdo del atacante surgido de Tigres de la UANL. Llegó al Rebaño en 1995 y estuvo hasta 1998, incluso pasó por América y varios clubes más, pero volvió a los tapatíos para el 2000 y al 2002. Hoy forma parte del equipo de leyendas que juega por varias ciudades de México y Estados Unidos con la camiseta rojiblanca.
Martín Zúñiga
El Pulpo Zúñiga se ganó a los seguidores de Chivas por su sobriedad dentro de la cancha y su disposición fuera de ella para repartir fitografías y autógrafos. Peleó con Eduardo Fernández por la titularidad hasta que se adueñó de los tres postes de 1995 a 1999 cuando emigró al Celaya, pero fue campeón en el Verano de 1997 con una actuación soberbia en esa Liguilla. En 1998 Martín Zúñiga también vivió la amargura de perder la Final ante Necaxa, pero tras marcharse a los Cajeteros volvió al Rebaño en el 2002. Surgió de los Tigres de la UANL donde jugó de 1992 a 1995. Se retiró en Chivas USA en el 2005 y ahora es analista de la MLS en Estados Unidos.
Claudio Suárez
El Emperador, como bien lo apodaba Enrique Bermúdez conformó una defensa sólida en Guadalajara que le valió ser pieza clave de la Selección Mexicana. Suárez Sánchez emigró a Chivas desde los Pumas de la UNAM donde se formó como profesional y jugó de 1988 a 1996 antes de llegar al Rebaño. Claudio Suárez fue campeón en 1997 y se convirtió en el zaguero central más confiable durante los cuatro años que estuvo en la institución. Hace algún tiempo en una entrevista reconoció que nunca se quiso ir de Pumas, pero al ser profesional aceptó jugar en Chivas, club al que ahora también le profesa enorme cariño.