Al término del trabajo del equipo en un centro educativo, se perdió el control de los niños.
La práctica de Chivas de este miércoles, terminó en un caos. Lo que pintaba para ser una agradable convivencia entre los referentes del plantel rojiblanco, y poco más de mil niños y jóvenes, estudiantes del ITEA campus Zapopan, pudo terminar en una tragedia.
Cuando el técnico del equipo, José Luis Real, dio por terminada la sesión de entrenamiento, un grupo de jugadores, encabezados por el capitán Omar Bravo, se acercaron a la línea de banda, la cual estaba totalmente ocupada por niños desde los seis años hasta una cantidad importante de adolescentes.
Al acercarse los jugadores a dicha línea, los mayores, ubicados atrás de los pequeños, comenzaron a empujar a los menores, que estuvieron colocados al frente de dicha valla. Algunos salieron empujados y se armó el desorden.
En el caso del propio Bravo, tuvo que salir disparado, debido a que fue perseguido por al menos 50 niños y jóvenes. Al ver lo que ocurría, en otros mismos sectores de la cancha se repitió el fenómeno.
El mismo técnico del equipo, José Luis Real, se preocupó a la distancia al ver lo que ocurría. El “Güero” compareció ante los pocos medios que acudieron a cubrir la práctica, y al voltear a ver lo que sucedía en la cancha mientras daba sus declaraciones, de plano se quedó callado, asombrado ante la forma en que sus jugadores corrían.
Según testimonios de gente que trabaja para el cuadro rojiblanco, los docentes de dicho plantel no ayudaron mucho, pues antes de organizar a los alumnos, fueron de los primeros en causar el desorden, solicitando firmas y fotografías a los futbolistas, antes que los mismos pequeños lo hicieran.
La seguridad tanto del plantel como de Chivas resultó insuficiente. En algunos casos, como de Jorge Enríquez, tuvo que ser sacado de entre una marea de gente para encaminarlo al transporte del equipo, pues se tuvo que organizar la retirada de inmediato, ante la pérdida de control.
Por suerte todo quedó en anécdota, sin embargo también quedó evidenciada la falta de control entre los organizadores del evento y aquellos que se encargan de coordinar a los niños y jóvenes de dicho centro educativo.
Fuente: Mediotiempo