Las Chivas de Guadalajara sufrieron una dolorosa eliminación en la Concachampions. Otra más a manos del América, su gran rival. Esta vez, lo peor más allá del resultado fueron las formas. El Rebaño había ilusionado con cierta reacción en los primeros dos clásicos nacionales, pero en el último, el más importante, el equipo no estuvo a la altura y fue barrido del campo con demasiada facilidad.

No es la primera vez que esto sucede, por lo que más allá de la bronca es necesario replantearse si la plantilla de Chivas no necesita de cambios profundos en su estructura. No se niega el compromiso de algunos jugadores y las ganas de revertir la situación, pero dentro del campo, cuando las cosas se ponen difíciles, ya van varias veces que se miran a la cara entre ellos sin poder encontrar las respuestas necesarias para salir adelante.

Por supuesto que no hay que obviar que Amaury Vergara es responsable de este momento deportivo que atraviesa el Guadalajara. La sequía de títulos y las decepciones no vienen de este año. El armado de plantillas, la elección de proyectos, cuerpos técnicos, fichajes, son todos asuntos que están bajo su órbita. Pero eso no quita que la plantilla rojiblanca también tenga demasiados privilegios para tan pocos resultados.

Óscar García apostó por varios juveniles y relegó a algunos referentes; hay un “núcleo duro” que ya tuvo demasiadas oportunidades. (Imago7)

Los jugadores de Chivas son vitoreados prácticamente a dónde quiera que vayan. La afición los aclama, les piden fotos, autógrafos y demás. Pero incluso dentro de la propia institución, parece haber demasiados referentes, líderes que se fueron forjando y que hasta tuvieron peso en la reciente decisión de terminar el ciclo de Óscar García Junyent.

Si bien no fueron ellos quienes tomaron la decisión de interrumpir el ciclo del entrenador español, los reportes indican que fue la directiva la que les consultó sobre cómo veían el proceso. Y allí algunos referentes habrían manifestado que las cosas no iban del todo bien; que el convencimiento ya no era tal. Al escuchar eso, Amaury y los suyos decidieron interrumpir un ciclo del que ya se percibía cierto desgaste.

Pero aún así, hay señales para creer que esa autoridad, ese privilegio de tener tanto peso en la toma de decisiones, resulta excesivo para una plantilla como la de Chivas. Si los líderes del América se reunirían hoy para manifestar cierto desgaste con André Jardine, tendría sentido que se les escuchara; hasta la salida de Veljko Paunovic en Tigres puede entenderse al haber varias figuras que formaron parte de la época dorada de la institución. Pero la plantilla de Chivas, año tras año, se queda a deber. Y aún así varios siguen recibiendo no sólo nuevas oportunidades, sino el cariño de una afición que pone el escudo por delante y continúa apoyando más allá de los resultados.

Una imagen recurrente: los jugadores de Chivas, cabizbajos y frustrados al no poder encontrar las respuestas necesarias para salir adelante (Imago7)

Pero más allá del poder que pueda llegar a tener el vestidor, o de lo consentidos que sean por parte de la directiva, en lo futbolístico no se ven respuestas. Ya se probó con varios entrenadores: Paunovic, Gago, Ortega, García. Distintos estilos de juego y tipos de liderazgo. Nada ha funcionado. En el futbol el componente anímico influye más de lo que se cree y hoy en día, el Rebaño parece entrar en desventaja cada vez que se enfrenta al América.

Los antecedentes pesan, la mochila pesa y las Águilas parecen ya haberle tomado el pulso con facilidad a Chivas: no sólo desde lo meramente futbolístico, sino también en lo actitudinal, la concentración, la respuesta ante la adversidad. Basta un golpe para que se vea venir el nock out; para cambiar eso, puede que se necesite probar con otros nombres, más liberados y despojados de toda la frustración por los fracasos de los últimos años. A veces, aunque duela y se quiera seguir intentándolo, es mejor decir adiós.