Ulises Dávila fue uno de los talentos que más ilusión generó en los últimos años en la cantera del Club Deportivo Guadalajara. Esa habilidad para jugar por detrás del delantero, en una especie de 10 —ahora en peligro de extinción—, provocó que uno de los gigantes del futbol europeo, el Chelsea, apostara por este prodigioso futbolista mexicano con menos de 20 años de edad.

La extraordinaria actuación del nacido en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, durante la Copa del Mundo Sub 20 disputada en Colombia 2011, donde el representativo azteca se quedó con el tercer lugar, lo llevó a dar el brinco al balompié del Viejo Continente con todo y sus menos de 20 juegos oficiales con las Chivas.

Las expectativas eran muy altas. Dávila comenzó su camino con el Chelsea como uno de los tantos futbolistas que compran los gigantes del futbol europeo y prestan a diferentes clubes de ligas de menor envergadura para que tomen experiencia, y posteriormente, poder utilizarlos dentro de la Premier League.

Sin oportunidades en el Chelsea

Pero a Ulises nunca le llegó su oportunidad. Probó suerte en el Vitesse de la Eredivisie, la Segunda División española con tres equipos diferentes y el Vitória de Portugal. En ninguno logró destacarse. Por ello, con 26 años de edad, era tiempo de volver a México con Santos Laguna

Luego de tres temporadas con los Guerreros, donde apenas anotó siete goles, se marchó al fútbol de la India con el Delhi Dynamos FC. A Ulises y su familia se les hizo habitual cambiar de país, tanto que apenas un año después se marchó a jugar en Nueva Zelanda y después a Australia

El momento más difícil en la vida de Ulises Dávila

Justamente en su etapa con el Macarthur FC, a 14 mil 178 kilómetros de distancia de su natal Guadalajara, sufrió un fortísimo golpe a nivel personal. Su esposa, Lily, falleció producto de una extraña enfermedad las que le provocó muerte cerebral. 

Gracias por hacerme una mejor persona, un mejor padre, por ayudarme a dar lo mejor de mí cada día. Gracias por estar conmigo; sé que lo estás, tanto fuera como dentro de mí. Gracias. Tuve que decidir qué hacer con la vida de Lily: tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida. Decidimos que no podía vivir así”, mencionó el jugador tras el fallecimiento de su esposa.

“Fui un zombie”

Producto del amor de la pareja, tuvieron dos pequeños, que ahora educa en solitario mientras continúa con su travesía del trotamundos del futbol. 

“El último año, que falleció Lily, fue el más duro. Son pendejadas las otras cosas que viví. Ahí sí pensé el ‘¿ahora qué hago?’. Fui un zombie un par de meses sin saber qué iba a pasar. Fue lo peor que me ha tocado vivir”, profundizó en una entrevista. “Soy muy apegado a Dios”, afirmó. 

Del dolor a ser figura

“Considero que las cosas hagan por algo. A lo mejor yo me acoplé a su plan. No quiero ser tan egoísta al pensar por qué me pasó a mí. A lo mejor ella ya llevaba mucho tiempo sufriendo y yo no sabía”. 

Fueron cinco años viviendo juntos a los cuales considera como “los más hermosos de mi vida”. Ahora, Dávila sigue en el futbol oceánico donde es considerado una figura.