“El futbol siempre da revancha“, es una de las frases hechas en el mundo del balón. El caso de Liborio Sánchez es uno de los que revalida ese axioma futbolístico. El portero fue formado en el Club Deportivo Guadalajara, pero nunca tuvo oportunidades de manera sostenida en el primer equipo.
En esta primera entrega de la entrevista que le concedió en exclusiva a Rebaño Pasión, Sánchez repasa sus inicios en el futbol y en Chivas, además del día en el que le tocó ser el verdugo de la escuadra tapatía. El arquero sintió que no le dieron las oportunidades que merecía, pero se dedicó a demostrar su talento en otros clubes.
Luego de un paso a préstamo por los Tiburones Rojos de Veracruz, la chance de destacarse en Liga MX le llegó con Querétaro, donde en 2011 dio la campanada del año. En los cuartos de final del Apertura el gran candidato era Chivas, tras ser primero en la fase regular. Sin embargo, la serie se la llevaron los Gallos Blancos por 2 a 1 en el global, con Liborio Sánchez como una de las figuras.
Liborio Sánchez y sus inicios en el futbol y en Chivas
– ¿Qué es lo que más recuerdas de tus inicios en el futbol?
“Yo vengo de un pueblo que se llama Arenal, Jalisco, que está aproximadamente a 40 minutos de Guadalajara, y mis inicios fueron en el pueblo. Fue entre animales. Me refiero a andar a caballo, entre vacas, en la granja, en el pueblo. Entonces, no era algo que me apasionara jugar futbol“.
“Comencé en la escuela, pero era más que nada un hobby. Mis compañeros jugaban futbol y me agarraron para el equipo, y dije: ‘Bueno, yo también voy para allá’. Pero realmente nunca lo vi como una carrera o como algo que me fuera a dar futuro. Comencé desde chavo, desde que tengo memoria”.
– ¿De chico ya eras portero?
“Soy portero gracias a mi padre y a mi hermano, porque siempre fui como el gordito de la familia, el malito para jugar en otra posición, y me mandaban a la portería. Entonces, a veces yo decía: ‘No me gusta esto, yo quiero meter goles‘, como todo niño, celebrar los goles que uno hace. Pero se dio la oportunidad, no sé, me comenzó a gustar”.
“En ese tiempo había arqueros como Oswaldo Sánchez, como (Ángel) Comizzo. También (Gianluigi) Buffon. Comencé a agarrarle el gusto a la portería. Me pareció una posición diferente a la del jugador de campo, una posición loca, una posición con mucha responsabilidad. Y sobre todo con bastantes cosas distintas: el poder usar guantes, agarrar la pelota con las manos, vestir diferente… muchas cosas. Por ahí nació mi amor por la portería”.
– ¿Cómo se dieron tus primeros contactos con Chivas?
“Todo comenzó un día en la secundaria, donde un grupo de compañeros se pusieron de acuerdo para ir a sacar pruebas, porque antes las pruebas en Chivas eran así: llegabas, te daban una ficha, ponías tu nombre, la posición, tu edad, y te decían que te tenías que presentar mañana con un short negro y una playera blanca a las 4 de la tarde en Verde Valle para hacer las pruebas”.
“Entonces, así fue. Nos juntamos, un amigo nos hizo el favor de llevarnos a Verde Valle, que por cierto, me escapé de mi casa porque no tenía permiso. Mi hermano y yo nos brincamos la barda de la casa y nos fuimos sin permiso. No le avisamos a nuestros papás, fuimos, hicimos las pruebas, y ahí fue donde todo comenzó. Realmente yo nunca me imaginé que iba a quedar. Había más de 300 chavos, de los cuales solo quedé yo, y en la posición de portero“.
“No comencé con amor al arco, sino que en cierta parte fui un poco más vivo, porque yo veía que había muchísimos delanteros, centrales y defensas, y cuando volteé a ver porteros había como 20 o 30. Entonces dije: ‘Bueno, no hay tantos, mejor me voy a la portería‘”.
“Tuve la fortuna de conocer a René López Zapata, que junto con Jaime Pajarito estaban en ese momento escogiendo a los jugadores, eran los visores. Ahí comenzó toda la bonita carrera, la bonita experiencia”.
“Tenía 13 años ya cumplidos, estaba en secundaria, y me escogieron. Después llegué a mi casa y me llevé una buena tunda de mi mamá por habernos brincado sin permiso, pero había pasado el filtro. En ese momento, los filtros eran varios, hasta que se hacían dos equipos de 11, de los cuales quedaba uno o dos, o a veces ninguno. Ese que quedaba se conformaba con un equipo registrado, ya fuera de quinta, cuarta, tercera o segunda división”.
“Pasé los filtros y comencé a entrenar con porteros. Me dieron la oportunidad. En ese momento competí con un arquero mexicano-estadounidense que se llama William Yarbrough, que estuvo en León. Los resultados fueron claros: nos dijeron que en esos seis meses competiríamos para ver cuál se quedaba, y bendito Dios, tuve la fortuna de quedarme yo. Después fui haciendo todas las escalas que hace cualquier chico que quiere llegar a primera”.
– ¿Cómo llegaste a obtener las primeras convocatorias y partidos con el equipo mayor?
“Fue bendito Dios, fue rápido. La verdad, yo salí de un pueblo donde andaba en guaraches con las bolsas llenas de canicas, donde trabajé de todo: en la granja, de albañil, podando huertos con mi hermano, boleando zapatos. El cambio fue grande y empecé a ver el amor al futbol”.
“Obviamente, uno entrena con los chavos y ve que llegan los jugadores de primera división: Johnny Magallón, Oswaldo Sánchez, los veía llegar en su carro bien vestidos, con gente buscándolos. Yo dije: ‘Yo quiero estar ahí, me gustaría luchar por ese sueño y convertirme en un jugador de ese nivel‘”.
“Comenzó la historia cuando me registraron primero en cuarta división. Como era menor de edad, mis papás firmaban los contratos. Fue superrápido, porque recuerdo que en tercera división jugué tres partidos, en segunda seis, y debuté a los 15 años en el Estadio Jalisco por una lesión de Alfredo Talavera, cuando era suplente de Oswaldo Sánchez“.
“Se lesionó un jugador de Tapatío contra León y me dieron la oportunidad. Ahí comenzó. Jugué varios torneos en Tapatío y salía a la banca de primera división. Fue rápido, pero digo rápido porque fueron aproximadamente seis años de trabajo y trayectoria para llegar ahí”.
Sacrificio y trabajo como valores de vida que Liborio Sánchez trasladó al futbol
– ¿Qué trabajos tuviste con tu hermano? ¿Cómo fue ese sacrificio?
“Mi hermano trabajaba en un lugar que se llama El Zamorano y tenía a cargo unas granjas. Le tocaba podar yardas ahí, porque eran casas grandes o ranchitos. Entonces me llevaba, y yo podía podar los árboles o cortar el pasto con una máquina“.
“A veces, en las vacaciones o en las mañanas, me levantaba y me iba a una granja de una empresa donde trabajaba mi papá, que se llamaba Empacadora de Carnes Frías. Me tocaba atender a los puercos, a las vacas, darles de comer, ordeñar o limpiar. Desde chavito siempre me gustó ser bien trabajador. Me gustaba ganarme el dinero y, sobre todo, aportar a mi casa”.
“Después salieron otro tipo de trabajos, como cargar ladrillo para construcciones, o vender pan en las calles. Me tocó hacer de todo, pero siempre lo disfruté y lo hice con el mayor de los gustos”.
– Luego de todo ese sacrificio llegas al primer equipo, pero no tuviste tantas oportunidades de jugar, ¿por qué crees que no se te dio?
“La verdad, fue algo que nunca entendí. Siempre fue como: ‘no tiene el perfil para ser portero‘, a pesar de que tuve la oportunidad. Me tocó jugar en Copa Libertadores cuando Chivas llegó a la final, jugué en liguilla con 18 años, era mi primer torneo. No sé, nunca lo entendí, porque venía jugando, como te digo, la Copa Libertadores: los octavos, los cuartos… y me prestan a Veracruz, supuestamente para tomar fogueo”.
“Pero, obviamente, siempre fue algo que no entendí. Creo que era un lugar por el que había trabajado, ya conocía la institución, le había tomado tanto amor y cariño… pero no sé si había gente a la que no le parecía mi perfil, o tal vez no era el jugador a seguir, o no tenía esa personalidad que siempre he tenido. No lo podría poner exactamente ahí, pero quizá no era esa imagen que buscaban en ese momento“.
Paso de Liborio Sánchez por Veracruz y Querétaro y eliminación a Chivas
– ¿Pasó algo en particular con el DT José Luis Real? ¿Te dijo por qué te prestaron a Veracruz?
“No. De hecho, cuando yo estaba en Chivas, era seleccionado nacional del país. No tuve ningún problema. Obviamente siempre he sido muy extrovertido, muy loco, y en ese momento en Chivas no se permitían los aretes, no se permitían los tatuajes. Era una institución un poco más seria. Y, bueno, uno siempre loco empezó a dar ese giro, a cambiar. Pero siempre fui un arquero y una persona que trabajó“.
“Escuché un podcast donde están entrevistando al Tala Rangel y él dice: ‘A mí me contaron una historia de Liborio, donde él se quedaba fuera de los entrenamientos para aprender y para pedir una oportunidad’. Y siempre fui así. Terminaba el entrenamiento del equipo y, a veces, los delanteros se quedaban a hacer definición, y yo pedía permiso para ver si me dejaban entrar a apoyar o a trabajar“.
“Entonces, nunca entendí por qué no tuve oportunidad, si nunca tuve problemas fuera de la cancha. También estudié en la escuela que Chivas nos daba. Terminé la carrera, y siempre fue algo que no me expliqué. Pero bueno, son procesos. Después de Veracruz, me prestan un año a Querétaro. Me toca regresar a Chivas con Querétaro, y eliminamos a Chivas“.
“Me regresan a Chivas con la ilusión de que yo iba a jugar la Concachampions y que Luis Michel iba a jugar el torneo. Pero no me toca jugar ni un minuto en Concachampions ni en liga. Y ahí es cuando Querétaro se hace de mis servicios de forma definitiva, compran mi carta”.
– Es decir, el director técnico de aquel momento no te dio ninguna explicación.
“Ninguna. Solo hablé con mi representante y él me dijo: ‘¿Sabes qué? Ya te vendieron a Querétaro‘. Igual que cuando me fui a Veracruz: se iba a jugar la final contra el Internacional de Porto Alegre, y yo esa final la estaba viendo ya haciendo la pretemporada con Veracruz. Fue un golpe duro en mi carrera y en mi vida, porque creo que era algo que me merecía“.
“En los partidos que me tocó jugar, si no mal recuerdo, en tres o cuatro fui el jugador del partido. Estaba haciendo méritos. Pero nada. Solo me avisan y me dicen: ‘¿Sabes qué? Ya te vendimos a Querétaro’. Y hasta ahí”.
“Yo nunca tuve problemas con ningún entrenador. Siempre fui agradecido con el Güero Real, con Efraín Flores, que fueron las personas que me descubrieron. Pero, sobre todo, con Jorge el Gato López, que me enseñó muchísimo y a quien le aprendí bastante con todos sus consejos y buenas regañadas”.
– Luego, con Querétaro te cruzas a un Chivas que había sido primero y era favorito y tuviste una gran actuación, ¿lo tomaste como una revancha?
“No fue como una revancha, porque yo todavía pertenecía a Chivas; estaba a préstamo en Querétaro. Más que nada, fue defender los colores. Cuando llego a Querétaro, me da la oportunidad Gustavo Matosas. Posteriormente sale él, llega Pepe Cardozo, y después Ángel Comizzo. Los tres técnicos que me tocaron ahí me dieron la oportunidad para poder mostrarme”.
“Querétaro fue un equipo que se ganó mi corazón, se ganó mi cariño, porque realmente valoraron todo mi trabajo, valoraron lo que yo estaba haciendo en ese momento. Enfrentarme a Chivas no fue una revancha, sino decir: ‘Miren lo que dejaron ir, miren a quien no le dieron la oportunidad’. Y terminé siendo ‘el verdugo‘, como dicen”.
– ¿Qué anécdota en particular recuerdas de aquella serie?
“Me quedó algo muy claro. En el estadio estaba mi familia. Como somos de Jalisco fueron a ver el partido. Recuerdo que, cuando el árbitro da el silbatazo final, me entrevistan y me dicen: ‘¿A quién le dedicas el partido?‘. Y yo respondí: a mi papá, a mi mamá y a mis hermanos, que están ahí en la tribuna“.
“Entonces van y entrevistan a mi papá, y las palabras de él fueron: ‘Solo él sabe lo que le costó llegar hasta aquí, y lo aprovechó, y lo sigue aprovechando’. Ahí me quedó muy clara una frase: somos reemplazables en lo que hacemos, pero no en lo que somos“.
“Yo siempre trabajé, siempre luché, siempre entregué completamente todo. Tal vez llegaron otros arqueros que eran mejores o peores, pero la esencia y la personalidad que siempre he inculcado a los compañeros y en la cancha es algo que no se puede reemplazar“.