Todo indica que el segundo semestre debe ser el del despegue definitivo de un pichón de crack.

Hasta ahora Javier Eduardo López Ramírez es una apuesta interesante, un diamante en bruto, una joya a pulir, alguien que parece cerca de dar ese salto de calidad definitivo. Después de una lesión complicada que lo quitó de los campos de juego por dos meses, Matías Almeyda confió en él, le fue dando cada vez más minutos y hoy suele ser el primer recambio en los segundos tiempos.

A los 21 años está en la edad justa para dar el salto de calidad.

Hábil, muy dotado técnicamente, desequilibrante, tal vez le falte algo en lo físico para el máximo desafío del Pelado: hacer lo titular y explotarlo definitivamente en el segundo semestre de 2016. Condiciones le sobran, ahora no hay que llenarlo de presión ni exponerlo públicamente y llevarlo de a poco para que pueda demostrar todo su potencial. El de Torreón tiene apenas 21 años y los rojiblancos ya le tomaron cariño por su buena primera mitad del año.

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