Cuando parecía que el símbolo rojiblanco decía adiós, halló el puesto junto a Pineda en la contención.
Carlos Salcido estaba, hasta hace un mes, en una prolongada lista de prescindibles junto a ottos experimentados como Israel Castro y Omar Bravo. Sin embargo, uno de los máximos referentes del Guadalajara y de la Selección en los últimos años se reinventó, encontró su lugar en el campo en la contención junto a Orbelín Pineda y ahora parece inamovible en la alineación de Matías Almeyda cada fin de semana.
Es un ejemplo para el resto, especialmente los jóvenes.
Con el desgarro que postergó a Michael Pérez por 30 días en su momento y las flojas actuaciones de Castro, ahora Salcido hasta porta el gafete cuando no juega Omar Bravo. Seguramente continuará desde el inicio en las dos jornadas que faltan en la etapa regular y en una probable Liguilla. Es la resurrección de un hombre muy querido al principio y resistido luego, que supo volver a ponerse a punto y defender la playera que tanto ama otro semestre más. Sin dudas, un ejemplo para el resto…
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