El 30 de junio marca un aniversario especial para la afición rojiblanca. Ese día de 1963, hace 62 años, el legendario portero Jaime “Tubo” Gómez jugó su último partido con el Club Deportivo Guadalajara. Figura central del llamado “Campeonísimo” de los años 50 y 60, Gómez dejó una huella imborrable en la historia del club por su talento bajo los tres palos y su carácter emblemático. 

Jaime Gómez debutó con Chivas en la Primera División a los 20 años, el 5 de mayo de 1950 contra San Sebastián de León. Pronto se consolidó como portero titular y permaneció 15 temporadas en el equipo, aproximadamente de 1950 a 1964. Con él en la portería, el equipo rojiblanco ganó numerosos títulos: en esa era se conquistaron 22 trofeos en total, seis de ellos de Liga.

En concreto, los campeonatos de liga obtenidos con Gómez en el arco se dieron en los torneos de finales de los 50 e inicios de los 60, etapa en la que Chivas dominó el fútbol mexicano. Sus atajadas seguras y su fiabilidad también le valieron ser convocado a la Selección Mexicana para los Mundiales de Suecia 1958 y Chile 1962, aunque actuó como suplente.

A lo largo de esas campañas, Chivas sumó múltiples trofeos de liga y copa. La prensa de la época lo señalaba como pieza clave en los campeonatos de 1956-57, 1958-59, 1959-60, 1960-61 y 1962-63. Tras aquel último partido en 1963, el arquero continuó su carrera jugando tres temporadas con Monterrey y sendas campañas con Oro de Jalisco y Laguna, retirándose a fines de los años 60.

Ídolo rojiblanco y mucho carisma

Para la afición, Jaime Gómez siempre será un ídolo indiscutible. Su carácter y su entrega en la portería forjaron su leyenda. Gómez combinaba grandes atajadas, impresionantes reflejos y un profundo amor por el Rebaño que lo convirtieron en figura. 

También era conocido por su carisma y sentido del humor. Entre los aficionados se recuerdan sus gestos pícaros y desafíos a los rivales. Una famosa anécdota que devela su confianza ocurrió en abril de 1955, durante una goleada de Chivas por 4-0 ante Atlas en un Clásico Tapatío: Gómez se sentó en el poste de su portería y comenzó a leer una revista mientras el juego seguía.

Una imagen histórica: Jaime Gómez leyendo una revista en pleno Clásico Tapatío vs. Atlas.

La imagen de Gómez leyendo el cómic Memín Pinguín en pleno partido se convirtió en un ícono para la historia del clásico. Años después, él mismo explicó que aquel gesto fue una burla inocente a los delanteros rivales, asegurando que estaba pendiente de la jugada, aunque confiaba en que la portería no corría peligro.

El legado de Jaime Gómez

“Tubo” Gómez es recordado como uno de los grandes ídolos de la historia de Chivas. Tras su fallecimiento en 2008, el club le rindió homenaje: en un partido de Liguilla, sus familiares ingresaron al Estadio Jalisco y el capitán Salvador Reyes les entregó un reconocimiento, destacando los seis títulos que el portero había logrado con la camiseta rojiblanca.