Gustavo Witte, kinesiólogo argentino, formó parte del cuerpo médico de Chivas en la era de Matías Almeyda. Tras varios años en el club y luego de colaborar con diferentes cuerpos técnicos, fue despedido por Marcelo Michel Leaño. Años después, su revancha llegó desde el lugar menos pensado: Atlas, el archirrival tapatío, con el que celebró el histórico bicampeonato.
“A mí me tomó por sorpresa. Después entendí que las intenciones de ciertos directivos por querer ascender hicieron que sacaran a muchos compañeros míos que hacían muy bien su trabajo”, relató Witte sobre su salida en diálogo con Rebaño Pasión. “Es lo que pasa muchas veces en el fútbol: por querer meter su gente y trascender a su manera, realizan cambios y sacan todo lo que se había construido correctamente y que dio resultados”.
El kinesiólogo recuerda con claridad el momento de su salida, motivada por una decisión de Leaño cuando este aún era director de fuerzas básicas. “Cuando a mí me echó, él era director de Fuerzas Básicas, y echó también al entrenador de arqueros, al jefe del cuerpo médico, al jefe de preparación física de fuerzas básicas. Todos habíamos hecho una buena relación con Matías Almeyda y él quería destituir toda esa situación para traer gente de España y hacer lineamientos de España, porque tuvo formación allá”, explicó.
Paradójicamente, la vida le tenía preparado un nuevo capítulo en el otro lado de Guadalajara. Atlas lo contrató poco después, y desde el banco rival, Witte vivió la consagración rojinegra que rompió una sequía de más de siete décadas sin títulos. “Me tocó poder estar en la cancha y ver a los ojos a la persona que decidió que yo no siguiera en Chivas. No se arrepintió, pero sí sufrió un poquito el hecho de haberme visto en el campo, el hecho de que le hayamos ganado, el hecho de que hayamos roto la historia de 70 años sin poder conquistar un título”, recordó con satisfacción.
Gustavo Witte, un amuleto de la suerte para los dos clubes tapatíos
El exintegrante del cuerpo médico rojiblanco resume su historia con una frase que mezcla trabajo, convicción y destino: “Me han dicho muchas cosas, que soy un amuleto, mil cosas. Pero yo en lo que más creo es en el trabajo del día a día, en la visualización, en el creer y confiar en que uno está haciendo todo con honestidad, con amor y con pasión. Después el universo se encarga de transformar todo y de poner todo en su debido carril”.