Ricardo Peláez, director deportivo de las Chivas de Guadalajara, acudió la noche del martes a la petición de ayuda divina antes de iniciar la tanda de penales en el Estadio Banorte de la ciudad de Culiacán, pero sirvió de poco toda esa cábala para evitar la eliminación ante Dorados de Sinaloa en los Octavos de Final de la Copa MX.

El Rebaño Sagrado, que venía de igualar el sábado 2-2 con Toluca en el Estadio Akron por la tercera jornada del Torneo Clausura 2020 de la Liga MX, se preparó desde el día siguiente en la ciudad deportiva de Verde Valle y con las importantes ausencias en el plantel de Alexis Vega, José Juan Macías y Jesús Sánchez por lesión, para esta visita a los Peces que culminó de forma trágica, con el penal errado por Miguel Ponce.

Peláez sufrió este martes el primer golpe fuerte a su incipiente gestión en la organización rojiblanca. Dorados, que primero lo venció 2-1 en el Estadio Akron, lo eliminó en la tanda de penales en Sinaloa, después que un gol de Cristian Calderón igualó el marcador global de la serie.

Para la mayoría de los aficionados chivahermanos y de la prensa especializada es un verdadero fracaso. Y quizás por eso es que Peláez se encontraba desesperado en uno de los palcos del Estadio Banorte de la ciudad de Culiacán, implorándo una ayuda divina para conseguir una heroica calificación a cuartos de final. Durante la tanda, la cámara de la transmisión de tv mostró al directivo besando estampillas. Una cábala que terminó quedando sin efecto en el momento que Miguel Ponce erró su tiro.