En una pésima demostración de futbol, el Rebaño sufrió otro duro golpe e incrementó las dudas acerca de las posibilidades del equipo para entrar en la Fiesta Grande.

Otra decepción más. Nuevamente, el equipo dirigido por José Luis Real no estuvo a la altura de las circunstancias. La afición del Rebaño innundó las calles de Guadalajara desde muy temprano, contagiados por la euforia que provoca un Clásico Nacional. Fueron llegando en multitud al Estadio Omnilife, preparándose para lo que creían, sería una fiesta rojiblanca.

La derrota de ayer fue la goleada más abultada del siglo XXI en el Clásico Nacional.

Sin embargo, el equipo volvió a desilusionar a toda su afición. Chivas entró dormido al campo de juego. A los 15 minutos, ya estaba 2-0 abajo en el marcador. Esto complicó los planes del Güero, acostumbrado a esperar y ceder el protagonismo a su rival, algo inadmisible en un clásico.

El equipo nunca supo cómo tomar las riendas del partido, y pese a la entrega de algunos jugadores, futbolísticamente, Chivas no demostró nada. La falta de juego asociado y los errores infantiles ya son una constante en el Guadalajara, y en este tipo de partidos se pagan muy caro.

La derrota en el clásico deja al Rebaño fuera de la zona de Liguilla, aunque debido a la paridad del Clausura 2014, todavía puede aspirar con ingresar en la Fiesta Grande.

Para eso, deberá haber un cambio drástico en el equipo. Jugando así, Chivas estará más cerca del descenso que de la Liguilla. El entrenador debe darse cuenta que a algunos chavales les pesa el el presente, y no puede recurrir a ellos para que salven al equipo.

Lo de ayer, fue una falta de respeto a la historia de un club de la envergadura del Guadalajara. Quedan cuatro partidos, en los cuáles el equipo deberá cambiar la imagen por completo, si no quiere sumar otro fracaso más.

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