Camilo Romero tiene sentimientos encontrados con Chivas. Por un lado, mantiene intacto ese amor por el equipo que lo debutó y con el que alcanzó la gloria en 1997; pero por otro, el mal recuerdo por haberle cerrado las puertas cuando acudió hace un par de años en busca de una oportunidad para ayudar al equipo de sus amores.

Una vez que terminó su carrera como futbolista, donde vivió cuatro etapas con Guadalajara, realizó su carrera de director técnico con la ilusión de poder dirigirá al Rebaño Sagrado.

“Toqué puertas en Chivas y siempre la respuesta es no”, dijo uno de los últimos referentes del club. “Salí del curso de director técnico con la ilusión de poder dirigir a Chivas, pero la realidad es otra. El entrenador mexicano hasta trabaja de más, pero nos vendemos mal”.

¿Quién le dijo que no a Camilo Romero?

Camilo recordó dos oportunidades donde tocó las puertas de la familia Vergara. La primera fue con Jorge, acompañado por un grupo de históricos de Guadalajara que habían presentado un proyecto para sacar mejor jugadores.

“Me patearon. Me dieron la vuelta. Yo y el Tibu (Joel Sánchez) teníamos un proyecto muy interesante. Él lo presentó con Vergara, que éramos un grupo de seis jugadores donde estábamos Coyote, Nacho Vázquez, Nápoles, entre otros. Nosotros no queríamos agarrar primera división, pero era apuntado a las visorias. Queríamos potencializar las fuerzas básicas”, explicó el ex seleccionado nacional.

Romero reconoció que el proyecto había sido aprobado por Jorge y Amaury Vergara, además de José Luis Higuera, pero fue Jaime Ordiales quien dijo que no. Unos años más tarde volvió a tocar las puertas de Verde Valle, en esta ocasión lo recibieron Ricardo Peláez, Marcelo Leaño y Mariano Varela. La sensación fue mucho peor.

“Les dije que quería trabajar en Chivas. Conozco las entrañas de Guadalajara”, al final no lo aceptaron y ahí perdió cualquier posibilidad de volver al equipo de sus amores, ahora en su faceta de entrenador.