Siempre que un deportista abre su intimidad en una entrevista, suele comentar que lo peor que le puede pasar es tener una lesión grave. La derrota es parte del deporte mismo, pero la imposibilidad de competir por un impedimento físico parece ser lo más doloroso para un atleta.
Además, existen diferentes lesiones, algunas que implican menor tiempo de recuperación y otras más. Cuando se da un golpe, lo que el profesional desea es que sea lo más leve posible. Ese no fue el caso de Raúl Martínez, que en abril de este año le tocó padecer una de las peores lesiones que le pueden suceder a un futbolista.
En un partido entre Chivas Sub 23 y Puebla, Martínez salió lesionado y el diagnóstico fue terrible: ruptura del ligamento cruzado anterior y del menisco externo de la pierna derecha. De esta manera, se sabía que por un tiempo largo no iba a poder pisar las canchas de futbol.
Los médicos no suelen hablar de plazos, por eso el comunicado de aquel momento de Chivas no habló cuándo se iba a dar su retorno. “Mientras Raúl participaba en el duelo ante los juveniles de La Franja sufrió una lesión de ligamento cruzado anterior y del menisco externo de la pierna derecha, por lo cual fue intervenido quirúrgicamente este martes por la noche. Su pronóstico para regresar a las canchas estará sujeto a la evolución que muestre”, rezó el comunicado.
La excelente noticia para Chivas
Chivas de Guadalajara abrió una serie de amistosos con un enfrentamiento ante Mineros. En Zacatecas se dio una gran noticia para el Rebaño Sagrado: la vuelta de Raúl Martínez. En el encuentro que terminó empatado 0 a 0, Martínez sumó valiosos minutos a 8 meses de haber sufrido la grave lesión. Al minuto 80 vio la tarjeta amarilla, pero eso fue solo una anécdota.