En este Apertura 2024, Armando González supo ser una interesante irrupción para la Liga MX con las Chivas de Guadalajara. La Hormiga marcó sus primeros goles como profesional y demostró que puede pelear por un puesto como titular en el ataque. Sin embargo, curiosamente, de niño estuvo cerca de elegir otra posición en el campo de juego.
Así como su padre jugó en Chivas, Emilio González, hermano mayor de la Hormiga, vistió la playera rojiblanca y se dio el lujo de ser campeón Sub-20. El parecido físico entre ambos es tal que hasta tienen la misma altura. Juntos siguieron desde pequeños la carrera de su padre y fueron adoptando esa pasión por el fútbol.
Armando González pudo ser portero: era su puesto cuando baloneaba con su hermano
Emilio González, hoy en el futbol de Andorra, platicó con Rebaño Pasión y contó cómo fue la infancia en una familia muy ligada al deporte: “Siempre andábamos allí en el entrenamiento jugando. A él de chiquito pues le gustaba ponerse de portero. Entonces yo la pasaba ahí pegándole y él portereando. Qué bueno que no se le quedó lo de portero”, bromea el hermano mayor.
“Ahí en la casa, él era el que se ponía. Le gustaba, tenía sus guantes y todo. Ahí esperábamos a que mi papá llegara a la casa y eran centros, cabecear y él porterear. De repente cambiábamos para que también cabeceara, pero la portería le gustaba”, detalla Emilio González, quien como su hermano hizo Fuerzas Básicas en el Rebaño y llegó a compartir con jugadores como Alejandro Organista, Gilberto Gil García o incluso algunos elementos más grandes como Raúl Rangel, Gilberto Sepúlveda, Fernando Beltrán y José Juan Macías.
“Tiene como cuatro pulmones”: La razón por la que Hormiga no para de correr
Las similitudes físicas también se trasladan a lo técnico y lo actitudinal, donde Emilio González acostumbra a jugar fuera del área, pero también aporta en el desgaste defensivo para presionar, una de las grandes virtudes de la Hormiga: “Pues sí, lo intento. Siento que también eso viene de mi papá. Siempre nos inculcó el sacrificio, el no dar una pelota por perdida”, relata el atacante del FC Rangers de Andorra.
“A él lo peor que le podemos hacer, yo creo en los partidos de chicos, era quedarte tirado. Luego era ‘levántate’, ‘corre’, ‘sigue’, hasta que el balón salga. Entonces yo creo que va de esa parte. Pero así es, el Hormi tiene como cuatro pulmones”, elogia Emilio a su hermano menor, al que antes le pateaba en la portería y hoy ve como goleador rojiblanco.
Destaca el profesionalismo de su hermano
Consultado sobre cómo estaba viendo el semestre de la Hormiga hasta su lesión, Emilio González no duda, pero destaca también todo su profesionalismo: “Muy bien, la verdad él siempre trabaja mucho también por fuera. Siempre es exigente, mucho con detalles, su cuidado, el sueño, la alimentación. Siempre trabaja en silencio y pues me dio mucho gusto porque ahí se le fueran dando los goles y las oportunidades. Yo lo vi excelente y falta, yo sé que todavía viene lo mejor para él”, auguró el mayor de los hermanos.
No todo son similitudes: el Hormiga sí que es más de videojuegos
En la charla que mantuvo con Rebaño Pasión, Emilio González develó que también tiene sus pequeñas diferencias con Armando, como por ejemplo en los videojuegos: “No ahí sí somos más diferentes. Obviamente cuando estoy con él ahí en la casa, pues juego con él, pero él me saca años luz. Él es súper fanático de los videojuegos. Ahí dos por tres le compito en el FIFA, pero lo que es otros juegos ya me saca mucha ventaja”, explica Emilio entre risas.