Este 16 de octubre se cumplieron exactamente diez años desde uno de los capítulos más tensos para el Club Guadalajara fuera de las canchas. Aquel día, un juzgado federal dictó medidas precautorias que impidieron a Angélica Fuentes reasumir el control administrativo de la institución, en medio de una disputa legal con Jorge Vergara, entonces propietario del club y de Grupo Omnilife.
El conflicto había escalado meses atrás, luego de que Fuentes fuera separada de sus cargos dentro del grupo empresarial y de que se iniciaran denuncias mutuas por presunta administración fraudulenta y abuso de confianza. La resolución judicial de aquel 16 de octubre frenó un intento de Fuentes por recuperar la dirección, tras un fallo previo que parecía favorecerla.
Esa jornada, mientras un tribunal colegiado analizaba el caso, el Décimo Juzgado de Distrito en Jalisco resolvió otorgar la administración cautelar a Vergara, blindando temporalmente la operación del club y del corporativo. El episodio marcó un punto de no retorno en una historia que combinó tensiones familiares, intereses empresariales y repercusiones directas sobre el entorno de Chivas.
Con el paso de los meses, los procesos judiciales se extendieron tanto en México como en Estados Unidos, donde Fuentes acusó a Vergara de intimidación bajo la ley RICO. Sin embargo, los fallos posteriores confirmaron el control de Vergara sobre el equipo, hasta su fallecimiento en 2019.
A una década de aquel revuelo, el caso sigue siendo un recordatorio de cómo las disputas de poder pueden sacudir incluso a las instituciones más emblemáticas del futbol mexicano. Una historia donde los tribunales, y no la cancha, definieron el rumbo de Chivas.