Una de las características históricas del Club Deportivo Guadalajara es la de producir grandes glorias del futbol mexicano en sus fuerzas básicas. Allí trabaja una gran cantidad de personas que moldean los talentos que le dan las alegrías a los aficionados de Chivas y de la Selección Mexicana.

Entre esos cerebros que formaron grandes futbolistas está Marco Fabián Vázquez, quien fue parte de la formación de jugadores rojiblancos a lo largo de 23 años, que luego brillaron en primera. Entre ellos estuvo, nada más ni nada menos, que Marco Fabián, su hijo.

Ahora, luego de un exitoso paso por el futbol de Andorra junto a Marco Jr., el desafío de Fabián Vázquez es revitalizar al débil Coyotes de Tlaxcala. El equipo de la Liga de Expansión MX acaba de modificar todo su plantel para intentar cambiar el rumbo de los últimos años.

En esta primera entrega de la entrevista exclusiva que le concedió a Rebaño Pasión, Marco Fabián Vázquez platica sobre lo que son sus objetivos con Tlaxcala. Además, comenta su paso por Andorra, repasa su trayectoria en Chivas y confiesa su sueño de dirigir el primer equipo de la escuadra tapatía.

El desafío de Marco Fabián Vázquez en Coyotes de Tlaxcala

¿Cómo fueron los primeros contactos con Coyotes de Tlaxcala? ¿Por qué decidiste tomar ese desafío?

Este proyecto ya lo habíamos platicado hace tres años con Aldo Robles y su hijo. Ya existía la posibilidad de venir, pero por unas u otras circunstancias no se pudo lograr. Hace un año fue cuando tomé el reto de lo de Andorra. Ese año nos fue bastante bien allá, y ahora que regreso se abre la posibilidad, me vuelven a hablar y retomamos este proyecto”.

“Gracias a Dios, contento de poder arrancar este torneo con un equipo completamente nuevo, con un proyecto diferente, con una mentalidad distinta que estoy tratando de que prevalezca en este equipo. Queremos darle a la afición de Tlaxcala lo que se merece: un equipo competitivo, un equipo que se entregue dentro de la cancha. Es lo que vamos a tratar de intentar”.

Hubo un cambio total de la plantilla. Entre los que llegaron está Edgar el Tepa Solís, ex Chivas que lleva tiempo sin jugar, ¿cómo lo viste a él?

“Primero lo checamos muy bien. Conozco a Tepa. De hecho, yo soy quien lo recomendó a Chivas. Cuando voy con la segunda división a jugar a Tepatitlán, ahí en Aves Blancas, lo veo y le hacemos la invitación. Me tocó dirigirlo en reserva nacional, fue campeón conmigo y de ahí hizo toda su carrera en Chivas: Tapatío, primera división y todo lo que ha logrado como jugador”.

Edgar Solís debutó en Chivas en el año 2005. (Imago7)

“Ha sido excelente, ha sido campeón en muchos equipos. Conozco a Tepa, su mentalidad, su agresividad para ver el fútbol, ese espíritu de siempre querer ser ganador. Y creo que en esta parte no me equivoqué, porque ha sido una pieza fundamental para que todos los jóvenes estén comprometidos“.

“A pesar de la edad que tiene (yo me retiré a los 39 años), la verdad es que uno a veces está en plenitud tanto mental como físicamente. A lo mejor te cuesta un poco, pero ganas en experiencia. Tepa está trabajando como un chavo de 15 años. Estoy muy contento con su ambición, con esas ganas de volver a jugar profesionalmente y que su familia lo vea en cancha”.

“Le di la oportunidad, y la verdad es que estamos muy contentos con él. Sé que nos va a ayudar bastante. Tepa está feliz. Es su última tirada en el futbol profesional, pero nunca es tarde. Lo estamos sumando como un baluarte de experiencia, de categoría, un jugador con mucho oficio, que está ayudando muy bien, arropando a los chavos“.

¿Qué objetivo te planteas para esta temporada con Tlaxcala? Teniendo en cuenta que es uno de los equipos más derrotados últimamente en la Liga de Expansión MX.

“Yo les digo a todos mis jugadores, al cuerpo técnico y a todo el staff que estamos aquí en Coyotes, que el ADN de Coyotes Tlaxcala tiene que ser la entrega, ganar, que todos tengamos hambre de triunfo. Yo vengo de ser un jugador que aprendió a ser ganador por todo lo que viví en León”.

“Ascendí con el equipo, luego fui campeón en primera división y supe lo que era estar en un equipo con mucha humildad y con una misma misión para desarrollar un proyecto. Ese es mi ADN. Ese ADN siempre se lo he transmitido a mis jugadores. Lo hice en Chivas, donde estuve 23 años trabajando en fuerzas básicas y pasé por todas las categorías“.

El ADN de Chivas es siempre ganar, estar entre los primeros, tener una mentalidad ganadora. Eso fue lo que viví como jugador y ahora como entrenador. Es lo que trato de transmitir a mi equipo: que sea ofensivo, que tenga una mentalidad ganadora. Eso es lo que vamos a intentar, trabajar con base en lo que me ha dado resultado”.

“Ahora estamos en la misión de que los chavos se conozcan, que los jugadores se entiendan cada día más, porque somos un equipo completamente nuevo. Entonces, al inicio lo más importante es construir el conjunto, y la verdad vamos muy bien“.

Lo primero era emparejar la parte física, porque algunos venían de jugar, otros de no hacerlo, y algunos llevaban meses parados. Los dos preparadores físicos que tengo son una maravilla. Trabajan excelente, como digo, son unos monstruos para trabajar”.

“Se han esforzado bastante, contemplando todos los temas que debemos cuidar. Me parece que vamos muy bien. Hicimos un gran partido contra Pachuca antes de que se fueran al Mundial de Clubes. Nos queda buen tiempo, varias semanas de trabajo, y para mí eso es maravilloso para seguir conjuntando al equipo”.

Experiencia de más de 2 décadas en la estructura de Chivas

Mencionabas tu paso de 23 años por Chivas, ¿cómo llegaste y qué diferentes funciones tuviste en el club?

Yo estaba como jugador activo en Correcaminos, en primera división, donde jugué dos años. Termina mi contrato, regreso a Guadalajara (mi ciudad natal) y llevo a mi hijo, que tenía siete años, a la Autónoma de Guadalajara, a los Tecos. Ahí empezó a entrenar”.

“Estando ahí pasaron Guillermo Hernández y el Platanito Hernández, preparador físico de Chivas y de varios equipos, que estuvo conmigo en Correcaminos. Me ve en Guadalajara y me dice: ‘Oye, me preguntó el Güero Real si quieres ir a Chivas, si quieres trabajar ahí’. Yo ya estaba pensando en el retiro, había empezado a prepararme como entrenador, aunque no sabía que iba a llegar tan pronto”.

José Luis Real trabajó con Marco Fabián Vázquez en Chivas. (Getty)

Al día siguiente llego y el Güero de una me dice: ‘Marco, ahí está la categoría 87‘. En ese momento, esos chavos tenían 12 o 13 años. Empiezo a trabajar ahí y viene la transformación de Chivas con la llegada de Hans Westerhof en 2001. Él cambia todo. Por ejemplo, el número de jugadores por equipo y la forma de organizar las categorías. En ese tiempo, las categorías grandes eran Segunda División Tapatío, Segunda Guadalajara y Tercera División. Los jugadores rotaban entre los mismos entrenadores: el Nene López Zapiain, Gamero, don Raúl Cortés, que en paz descanse”.

“Todos los demás empezamos con los niños. Cambiamos la estructura, de lo que era Cuarta División, que ahora es la Sexta. Hasta que llega Hans, y de inmediato me pone en la Reserva Nacional, que en ese momento todavía era un torneo muy importante. Ahí empecé a dirigir”.

Después me voy como auxiliar con él a la primera división, cuando recién agarra a Chivas. Luego regreso a Segunda División, donde me mantuve cuatro años. En tres de esos años fui campeón: le gané finales a Pachuca, Santos y Laredo. Solo perdí el título de campeón de campeones contra Celaya, cuando ellos ascendieron, aunque ese mismo torneo le gané a Laredo la final”.

Más adelante, fui campeón en sub-17 y sub-20. Fui auxiliar en Tapatío, que fue la única categoría que me faltó dirigir como entrenador principal; la Liga de Expansión ya no me tocó. Manejé todas las demás: Segunda División, Sub-17, Sub-20. En 2014 me voy como auxiliar con José Luis Real a Chivas USA“.

“Estuve ausente dos años y luego regresé en la época de Michel Leaño. Tomo la Sub-16, pierdo la final ese mismo torneo, pero al siguiente salgo campeón con esa generación. Ahí estaban jugadores como Hugo Camberos, y varios chavos que hoy me da gusto ver. Por ejemplo, ahora que vi el partido en Zacatepec por la Copa, me encontré con el hijo del Negro Sandoval, a varios chicos que, cuando empecé a trabajar con ellos, veía mucho potencial. De hecho, yo decía que Hugo Camberos era la joya de Chivas, y si lo llevan bien, es un jugador de exportación“.

Marco Fabián Vázquez en funciones como entrenador del sub 16 de Chivas en 2023. (Imago7)

“Si me voy más atrás, me tocó ver la generación del Maza Rodríguez, Venado Medina, Omar Bravo, Marquito Jiménez, el Niño Humberto Gutiérrez. Fueron muchas generaciones que pasaron por mis manos y que llegaron a primera división. Tantas generaciones que me tocaron en Chivas. Vi pasar que muchos llegaron a primera división. Por ejemplo, una de las categorías que dio muchos goles en primera fue la categoría de Marco (Fabián, su hijo), la 89. También me tocó dirigir a Marco”.

A Marco lo debuté en Segunda, lo tuve en Reserva desde los 15 años. Por sus condiciones, fue subiendo rápido. No fue fácil, porque yo era su entrenador y él mi hijo. Pero desde el principio puse las reglas claras: ‘Hijo, tú da lo mejor como jugador, yo lo haré como entrenador. Aquí soy tu entrenador; en casa, soy tu papá‘”.

Supimos manejar muy bien su carrera. Él como jugador, yo como entrenador. En esa categoría también estaban Bocanegra, el Avión Calderón, Tonio Gallardo, Néstor Vidrio, muchos que llegaron a primera. Chivas ha formado a muchos jugadores con gran calidad. Ha sido un recorrido muy bonito. La verdad, se me fue muy rápido el tiempo. Y ahora estoy con esta nueva emoción de hacer mi trabajo con un proyecto propio”.

Durante todos esos años, trabajé junto a grandes entrenadores, de los que aprendí muchísimo: Efraín Flores, José Luis Real, Hans Westerhof, Néstor de la Torre. Me formaron de muy buena manera, y creo que hoy estoy listo para lo que venga. Listo para trascender aquí, y ojalá, algún día, para regresar a Chivas a dirigir en primera división“.

¿Sueñas con volver algún día a Chivas para dirigir al primer equipo?

, imagínate. Mi ADN, mi piel, es de Chivas. Fue mi casa durante 26 años, prácticamente pasaba todo el día ahí: ver, formar, sentir lo que fue y es Chivas. Hoy día, bueno, esperemos que este torneo, con la llegada de Milito, le venga a dar otra cara al equipo. Pero sí me dolió esta caída que tuvo, porque a nosotros nos costó mucho construir el trabajo desde la línea holandesa, cuando llegaron Johan Cruyff y su equipo”.

Marco Fabián Vázquez fue auxiliar técnico de Hans Westerhof en la primera de Chivas. (Getty)

“Fueron muchas generaciones que me tocó ver dar frutos, y ahora creo que Chivas se vio un poco estancado por todos estos movimientos en la parte técnica, por decisiones equivocadas y por la elección de malos jugadores que se han llevado. Entonces, esperemos que ahora venga esta reconversión”.

Si algún día me toca regresar a Chivas, con mucho gusto. Para eso me estoy preparando. Ya logré un ascenso en Europa, me he preparado, y me siento capaz. Espero que en este torneo me vaya bien para seguir sumando y que algún día me llegue la oportunidad en primera división. Ese sigue siendo mi sueño“.

Experiencia de Marco Fabián Vázquez y su hijo en Andorra

Quiero pasar a tu etapa en Andorra, ¿cómo se dio la llegada de Marco a esa nueva función? ¿Cómo te convocó a ti y cómo fue tu trabajo en el periodo que estuviste allí?

“Marco acababa de salir de Mazatlán cuando un amigo que jugó conmigo aquí en Puebla, que es Manuel Couttolenc, me contacta. Me dice: ‘Oye, ¿tu hijo no crees que se quiera ir a Europa?‘. Le digo: ‘Pues yo creo que sí, ya está libre’. Me dice: ‘Mira, es un país chico, están iniciando‘, y Marco lo que quería era no parar, seguir preparándose para ver qué seguía”.

“Entonces Marco me dice: ‘, me interesa‘. Hicimos una cita, viajaron a Guadalajara los dueños del Santa Coloma, que es el equipo más ganador de Andorra, y contratan a Marco. Él va a jugar allá. Estando en Andorra, le llega una oferta para irse a jugar al futbol indoor de Estados Unidos, y a Marco le llamó mucho la atención”.

Además, el futbol en Andorra va creciendo. Yo lo comparo con lo que vi en la MLS: les dije que en cinco años iba a ser un monstruo y que iba a subir más. Y mira ahora con Messi, y cómo se ha convertido en una liga con figuras, cuando antes eran pocas”.

“Marco elige venirse para acá, pero antes de venirse, una persona le dice: ‘Oye, este equipo que es el Rangers, fundado desde 1971, va a desaparecer porque los dueños ya no lo quieren y van a ver qué hacen’. Entonces Marco le comenta a su socio, una persona de México, y empiezan la aventura: ‘Oye, vamos tomándolo, vamos a ver qué rollo'”.

“Un día me dice: ‘¿Qué crees? Vamos a comprar un equipo‘. Bueno, no es comprar, porque en Andorra no se permiten las ventas. Lo que hacen es traspasar el negocio: tú cedes los derechos, y el nuevo grupo sigue operando. No es que el equipo sea tuyo, el equipo es de la liga. Entonces tú entras a trabajar. Así sucedió”.

“Me dice: ‘¿Te quieres ir a dirigir allá? Ya tenemos todo. El equipo está en Segunda División, pero si ganamos los últimos partidos, nos podemos meter a la eliminatoria por el ascenso’. Le dije que sí. Me voy, y la primera noche que veo entrenar al equipo me impresiona: vi a dos morenitos con una talla sensacional y pensé que serían muy buenos. Pero al final los veo y digo: ‘Híjole, no saben jugar‘”.

“Imagínate, era un equipo menos preparado que los que traigo ahora. Empezamos a trabajar con Iván Ramírez, que Marco se lo llevó, un tipo con un master plan que trabaja muy bien. Le dimos nuestro sello. En Andorra se juega más como en España, estilo catalán: mucho juego intenso, pero no trabajan lo que hacemos acá, como las basculaciones, la presión, las salidas. Allá se enfocan más en el espacio reducido, en el juego aéreo. Es un futbol diferente”.

Entonces traté de elegir a seis mexicanos, que era el máximo permitido para reforzar el equipo. No nos equivocamos. Todos los chavos que me llevé ahí están todavía en Andorra. Me llevé a David González, y también a Ánwar Hernández, un central que jugó en Atlante y en segunda en Guadalajara. Otros dos jugadores no se pudieron registrar porque se cerraron los registros. La aduana no les alcanzó a dar el permiso para trabajar. Entonces solo tuve cuatro”.

“¿Qué tuve que hacer? Primero, convencer a todos los de Andorra. También a dos españoles. Uno fue mi capitán, que se retiró ese torneo. Jugó en segunda en España y me ayudó muchísimo. Lo que hoy día está haciendo el Tepa: manejar el vestuario, guiar a los jóvenes. Me ayudó mucho”.

“Nos fue bien. Desde que llegué, no perdimos ningún partido. Ganamos el ascenso en una serie de dos partidos. Se hizo un gran trabajo. Después regresé. Ya la forma en que iban a armar el proyecto cambió. No fue un tema con Marco, pero ya había otros socios y decidí venir a buscar esta oportunidad que, gracias a Dios, se me presentó. La voy a tomar con todo el corazón y la humildad para trascender”.

La gente a veces no valora cuando alguien dentro de una institución es campeón. No es fácil. Yo, por ejemplo, creo que Chivas se equivocó al eliminar la Segunda División. Ahí el jugador tenía el mejor fogueo. En Segunda se vive todo: los viajes, el futbol, los árbitros”.

“El jugador se curte de experiencia. Cuando pasan a Tapatío o a Primera, ya llegan con oficio, intensidad y mentalidad. Hoy la Segunda División ha disminuido mucho en calidad. La verdad, hoy veo la Segunda y, para mí, parece una Tercera. Ya bajó bastante”.