Una vez que se conoció que Gabriel Milito era el nuevo director técnico del Club Deportivo Guadalajara, diversos reportes periodísticos comenzaron a hablar de su carácter. El argentino se destaca por su exigencia e intensidad, algo que busca transmitirle a sus equipos. Ahora, quien se refirió a la personalidad de Milito fue Miguel Pinto.

Gabriel es alguien que trabaja mucho y es muy obsesivo. Siempre anda con su grupo de trabajo, con su cuerpo técnico, que ya sabe la forma en la que él quiere que la información de él llegue a los jugadores. Él como técnico no va a dar abasto para entregar toda la información a todos los jugadores”, aseguró el exjugador de Atlas.

Miguel Pinto llegó a jugar en la Selección Chilena, donde enfrentó a México en un amistoso en 2008. (Getty)

Luego, en la entrevista que le concedió a El Informador, aseguró: “se rodea de grandes profesionales en el cuerpo técnico. Es alguien obsesivo con el trabajo, aunque creo que ahora está un poco más adaptado a lo que es la idiosincrasia de cada equipo en cada país también. Le tocó estar en Argentina, Chile, Brasil y ahora México. Yo creo que se va a tocar, se va a saber adaptar un poco a lo que es el jugador mexicano y al espectáculo en México”.

“Tiene un gran cuerpo técnico. Yo creo que va a estar desde las siete de la mañana hasta las seis o siete de la tarde en la oficina, interesándose por cómo juega su equipo, por cómo quiere que juegue y conociendo a los rivales que yo creo que ya los debe conocer”, agregó el exportero.

Gabriel Milito busca darle una especial preponderancia a los jóvenes

Miguel Pinto conoce bien tanto al futbol mexicano como a Gabriel Milito. Quien fuera arquero de Atlas en más de 100 partidos, también pasó por Correcaminos de la UAT y Cafetaleros de Tapachula. Luego fue dirigido por el mariscal en Chile, su país, más precisamente en O’Higgins.

A los jóvenes los trata con la misma exigencia que a los más experimentados. Él no hace distinción por uno o por otro. Pero sí a los que tienen más experiencia no les perdona nada. A los más pequeños, quizá sí al principio, pero una vez que él ya entrega su idea de juego, tampoco les perdona nada. La exigencia es al máximo, aunque sí les da muchas oportunidades“, afirmó.