La historia que más se recuerda de Jorge Vergara es la del empresario exitoso que compró a las Chivas de Guadalajara en el 2002 y después construyó el Estadio Akron para hacerlo la casa de su equipo, pero esto no siempre fue así, ya que el mismo empresario relató en diversas ocasiones lo que tuvo que vivir para convertirse en lo que muchos años después fue.
Y es que el mismo Jorge Vergara reveló que tuvo un puesto de carnitas, que estuvo enfermo y “gordo”, con esas palabras lo aseveró. Hasta que pudo fundar su empresa, Omnilife, por lo cual esos pasajes de su vida lo llevaron a admitir que enfrentó fracasos de los cuales se levantó para poder conformar su patrimonio que hoy dirige su hijo Amaury Vergara.
Con lo cual queda claro que el mismo propietario de las Chivas nunca se ocultó de los fracasos como lo ha hecho Fernando Gago en el pasado reciente, tras no haber clasificado a la segunda fase de la Leagues Cup, argumentando que no consideraba que quedar por segundo año consecutivo fuera de la primera ronda y sin haber ganado un solo partido, sea un fracaso.
La lección de Jorge Vergara que tiempo de aprender Fernando Gago
“’La palabra fracaso es indispensable en el vocabulario. A través de muchos fracasos logras el éxito’, es lo que decía el propio Jorge Vergara (QEPD), ex propietario de las Chivas. Las palabras Fernando Gago despertaron un debate con respecto al concepto de “fracaso” y la responsabilidad de admitirlo”.
“No se está juzgando que Fernando Gago sea un fracasado. Se está juzgando el hecho de que Chivas fracasó en su intento por pelear por un título, a lo que está obligado un club que se denomina grande. Chivas no es campeón de Liga MX desde 2017 y no gana un título, desde 2018 (Liga de Campeones de la Concacaf). Y sí, desde entonces el Rebaño ha fracasado”, fue parte de lo que publicó la columna Sancadilla de Grupo Reforma.
En este sentido, queda claro que el mismo Jorge Vergara, un exitoso mexicano que tuvo que pasar por varios fracasos para conformar su imperio y cumplir sus sueños, nunca puso excusas para reconocer lo que no había hecho bien, pero siempre con la intención de mejorar para cumplir con los objetivos.
