La llegada de Ángel Sepúlveda a Guadalajara reactivó una ruta poco habitual en el mercado mexicano: la que va directamente de Cruz Azul a Chivas. Este no es un cruce frecuente ni cómodo, pero en los últimos años sí dejó varios antecedentes, con distintos resultados. El “Cuate” se suma ahora a una lista corta, en lo que será su segunda temporada como rojiblanco.
El caso más reciente antes de Sepúlveda es el de Luis Romo, incorporado como refuerzo estelar a principio de año, en una operación que también incluyó el paso de Jesús Orozco Chiquete a la Máquina. Tras su paso por Cruz Azul, donde fue titular en varios torneos, Romo llegó a Chivas con la etiqueta de jerarquía inmediata. En el último torneo se consolidó como una pieza clave en la pizarra de Gabriel Milito, siendo también el capitán; apenas se perdió un partido en todo el certamen.
Si hay un nombre que sí dejó huella tras cruzar desde La Noria, ese es Jair Pereira. El defensor llegó desde Cruz Azul y terminó siendo uno de los pilares de Chivas en una de sus etapas más complejas, primero para sostener al equipo en la tabla de cocientes y luego como parte del proceso que desembocó en títulos. A diferencia de otros casos, Pereira no solo se adaptó rápido, sino que se transformó en referencia defensiva y emocional del vestidor.
Menor impacto tuvo Israel Castro, quien también pasó de Cruz Azul a Chivas en un contexto de transición institucional y deportiva. Si bien contó con minutos y fue titular en distintos tramos, su etapa no logró consolidarse como un punto alto y estuvo marcada por la irregularidad colectiva del equipo. Un paso correcto, pero lejos de dejar una huella profunda en el proyecto deportivo.
El quinto nombre de esta lista es José Madueña, quien también tuvo pasado en Cruz Azul antes de vestir la rojiblanca. Su paso por Guadalajara fue breve y con participación limitada, sin lograr asentarse en el once ni competir seriamente por un lugar.
