José Luis Higuera es considerado por millones de aficionados de Chivas como un enemigo debido a las decisiones que tomó en la recta final de su gestión en el conjunto rojiblanco; sin embargo, parte del éxito del Rebaño de Matías Almeyda radicó en el trabajo del exdirectivo, fórmula que hoy en día están emulando en la institución tapatía. 

La gestión deportiva que están comandando Amaury Vergara y Fernando Hierro en el Club Deportivo Guadalajara está basada en la generación de jugadores desde las fuerzas básicas; sin embargo, están abriendo la cartera para la contratación de futbolistas consolidados en posiciones clave. 

Por ejemplo, durante la gestión de José Luis Higuera como CEO de Chivas-Omnilife, el exdirectivo desembolsó varios millones de dólares en contrataciones que fue realizando paulatinamente en cada mercado de fichajes, con elementos que a la postre se volvieron determinantes para la consecución de varios campeonatos. Futbolistas como Edwin Hernández, José Juan Vázquez, Rodolfo Pizarro, Alan Pulido, Orbelín Pineda fueron obra de sus negociaciones. 

Ahora, Fernando Hierro está implementando una idea similar, ya que en cada mercado de fichajes está contratando a jugadores consolidados y con experiencia que fortalecen al Rebaño, haciéndolo un plantel cada vez más competitivo con incorporaciones como Víctor Guzmán, José Castillo, Erick Gutiérrez, Ricardo Marín o Chicharito Hernández. 

¿Cuánto tardó el proyecto de José Luis Higuera en dar el título de Liga? 

El empresario se vinculó completamente al Guadalajara en el 2015, por lo que tardó aproximadamente dos años de trabajo en poder consumar su obra con la estrella número 12 para el chiverío, por lo que comparado con el proyecto de Fernando Hierro apenas va a cumplir año y medio al frente de la escuadra tapatía. 

¿Por qué es considerado José Luis Higuera como un villano en Chivas? 

La rebelión de los jugadores contra la directiva rojiblanca que era presidida por Jorge Vergara no fue una conducta bien vista en el interior del Guadalajara, por lo que el propio directivo fue el encargado de ir destruyendo su obra maestra, es decir, fue despidiendo a los elementos que le habían dado títulos.