Para todos era especial, pero para pocos lo era tanto. Veljko Paunovic llegó al Clásico Tapatío repleto de problemas: los seis juegos sin ganar, la indisciplina en la plantilla, los rumores que confirmaban su salida al Almería. De todo eso, el serbio creó una oportunidad: la de resurgir.

El jueves, en conferencia de prensa, Paunovic, muy sentido, habló de que Chivas debía ganarse el perdón de la afición. Pero también le pidió al público una muestra más de afecto, un “abrazo”, porque como siempre insistió, juntos todo era más sencillo.

Hasta ahí, no mucho más. El público rojiblanco, incluso, creía que el Clásico Tapatío sería el último partido de Paunovic al frente del equipo. Pero el mismo sábado, día del partido, el serbio envió un sentido mensaje en redes sociales reafirmando su compromiso con la institución y bregando por la unión entre jugadores y afición.

El grupo cerró filas y defendió sobre el campo a Veljko Paunovic (Jam Media)

A partir de allí, el escenario ya estaba montado. La gente volvió a creer y con ella, también lo hizo la plantilla. El grupo cerró filas, olvidó los problemas y salió al césped del Estadio Akron con la intención de vencer al Atlas. Hubo un clic, un cambio de mentalidad, un resurgimiento que hizo recordar al equipo del semestre pasado.

Paunovic, el gran ganador del Clásico Tapatío

Lejos ya de pensar en el futbol español, Paunovic salió fortalecido del Clásico Tapatío. Su mensaje caló en la afición y también en los jugadores, que lo respaldaron con una gran actuación acompañada por una goleada. Detalles como los del Nene Beltrán, yendo a abrazarlo en el festejo de su gol, hablan de cómo el entrenador serbio supo llegar a todo el Rebaño para dejar atrás la crisis y sellar un histórico triunfo ante los grandes rivales.