Álvaro Fidalgo, mediocampista y capitán del América, volvió a encender cierta polémica dejando en claro que no todos los clásicos tienen la misma importancia. En la antesala del duelo frente a Pumas por la jornada 11 del Apertura 2025, el español contó cuáles son los clásicos que, a su juicio, tienen mayor peso emocional: los enfrentamientos contra Chivas y Pumas.

“Cuando llegué, obviamente los más importantes en mi sentir fueron siempre Chivas y Pumas. Con Cruz Azul, las rivalidades que hemos tenido estos últimos años fueron muy lindos los partidos, pero a todos nos gusta tener grandes partidos”. afirmó Fidalgo, dejando aún más claro que, pese a los duelos recientes entre América y Cruz Azul, el verdadero clásico sigue siendo el Rebaño.

“Considero a Pumas un Clásico, por supuesto (…) para la afición, según me contaron, hace años este juego era una locura. Sabemos cómo nos juegan todos los rivales, no es nada nuevo, lo he comprobado en estos años que llevo aquí”, insistió Fidalgo ponderando también la rivalidad contra el cuadro universitario.

Asimismo, el español se refirió a cómo le afectó la reciente derrota contra el Rebaño Sagrado por 2-1 en el Estadio Ciudad de los Deportes: “Es un Clásico y es un partido diferente, nunca es un partido más, te juegas más que tres puntos, uno gana, otro pierde y en los Clásicos son más que tres puntos; entra en juego la rivalidad de las aficiones, entra el juego que es el eterno rival y es lo que duele cuando pierdes, es lo que nos pasó contra Chivas, nos dolió perder con el eterno rival”, reconoció.

Un golpe al relato mediático del Clásico Joven

En los últimos años, desde distintos medios y televisoras se intentó instalar que Cruz Azul se había convertido en el gran rival del América, desplazando a Chivas. Esto coincidió con los múltiples enfrentamientos decisivos entre ambos, pero también con la pérdida de derechos de transmisión de los partidos del Rebaño. Sin embargo, las palabras de Fidalgo van en la dirección contraria: reconocen que el Clásico Nacional sigue siendo la rivalidad más fuerte en lo emocional, un dardo que reaviva la histórica enemistad entre América y Guadalajara.