Carolina Jaramillo y Yamile Franco no solo se quitaron un peso de encima al volver a jugar un partido con Chivas de Guadalajara, sino que también, dejaron ver que han limado todo tipo de asperezas que pudiera haber entre ambas tras haber sido partícipes en el encuentro que Chivas Femenil igualó 1-1 con las Tigres por la Jornada 13 del torneo Apertura 2024 de la Liga MX Femenil.
Ambas habían sido señaladas por supuestamente enfrascarse en una riña que orilló al cuerpo técnico a separarlas del plantel. Las dos jugadoras se mantuvieron alejadas del ojo público y Caro mandó algunos mensajes entre líneas como la famosa frase “hasta donde tope”, que compartió en par de ocasiones en sus redes sociales. Y así, después del culebrón de aquel 16 de septiembre cuando se perdieron ambas el Clásico ante América por una supuesta indisciplina, volvieron a jugar.
¿Cómo fue el regreso de Caro Jaramillo y Yamile Franco con Chivas Femenil?
El castigo para Jaramillo y Franco finalmente topó con su techo y pudieron volver a una convocatoria, aunque no lo hicieron como titulares. Pero, Casandra Montero sufrió una lesión muscular y no pudo continuar, por lo que Joaquín Moreno se decantó por acelerar el regreso de Yamile antes de finalizar la primera parte.
Posteriormente, Quino Moreno mandó llamar al campo a Jaramillo en la recta final del cotejo. Tras su ingreso, La Comandante recibió una pelota de Gaby Valenzuela, misma que no perdonó y rompió el cero para poner el empate en el marcador. Lo celebró como nunca, pues era la justicia haciendo su parte.
El abrazo que nadie vio en el Estadio Akron
Caro sonrió y gritó tan fuerte que evidenció que algo se guardaba en el fondo de su corazón y por fin había podido sacarlo. Era su momento de redención y una cachetada con guante blanco a quienes hicieron de estos últimos días un calvario para ella al manejar un conflicto interno de una forma opaca y misteriosa, como si ellas fueran auténticas infractoras.
Lo mejor del caso, fue que al término del partido, tanto Jaramillo como Franco se acercaron en el centro del campo de juego para enfundarse en un abrazo sincero, como prueba de que por más diferencias que pudiera haber entre ambas, primero está el profesionalismo y el equipo rojiblanco al que defienden con el cuchillo entre los dientes.