Después de un turbulento inicio de semestre, el ciclo de Gabriel Milito como entrenador de Chivas obtuvo dos victorias que le dieron algo de tranquilidad a la plantilla y el cuerpo técnico. El Rebaño Sagrado había competido siempre de igual a igual y hasta superado a varios rivales, pero sin poder obtener los resultados que merecía.
La derrota frente a Cruz Azul pareció marcar un antes y un después para el Guadalajara, al menos desde lo estilístico. Y es que traer superar a la Máquina en el Estadio Akron, pero llevarse igualmente una derrota, Milito optó por resguardar un poco más la parte defensiva y esperar a golpear primero cuando aparezcan las oportunidades.
En ese sentido, el regreso a la titularidad de José Castillo le dio mayor seguridad a una línea defensiva que vio pasar varios nombres antes de encontrar la estabilidad necesaria para puntuar. El polifuncional defensor actuó como lateral puro y también como stopper, un rol al que el cuerpo técnico le da mucha importancia para iniciar el juego y defender en ataque.
Entre las victorias contra Necaxa (3-1) y Puebla (2-0), Castillo contabilizó un total de 17 despejes, siendo decisivo para proteger la portería de Raúl Rangel. Aunque está claro que no es uno de los jugadores más mediáticos del Rebaño, su regreso ha sido decisivo para corregir problemas de la última línea en un momento decisivo del semestre.
José Castillo volvió a ganarse la titularidad en Chivas
Castillo se había perdido justamente los encuentros ante Tijuana y Cruz Azul por lesión, mientras que regresó paulatinamente, primero sumando minutos en el Clásico Nacional y en los duelos ante Tigres y Toluca. Finalmente, pudo completar los 90 minutos ante Necaxa y Puebla.
Además, en el inicio del semestre la lesión de Miguel Tapias lo forzó a jugar como stopper izquierdo, una posición que le queda incómoda por perfil, pero ahora Gabriel Milito ha probado con la variante de Bryan González algo más retrasado y Efraín Álvarez dando amplitud en ese carril.